martes 9 de junio de 2009
Caso Crixás
Lo que sucedió el 13 de agosto de 1967 en la “fazenda” (hacienda) Santa María –cerca de Crixás, en el estado de Goiás- es otro de los casos fatales de contactos con humanos y supuestas entidades extraterrestres. En aquella fecha un campesino, el administrador de la finca Inácio de Souza, de cuarenta y un años y su esposa María, regresaban a su domicilio cuando observaron que en la pequeña pista de aterrizaje de avionetas estaba posado un objeto que tenía la forma de “plato invertido”.
Calcularon sus dimensiones en 35 metros de diámetro. Además vieron tres siluetas humanas que parecían retozar como niños: brincaban y saltaban. Cuando percibieron a Inácio y a su mujer, se echaron a correr hacia ellos. Inácio llevaba un fusil Winchester 44. Experto tirador, pero asustado, disparó contra una de las criaturas.
En ese momento exacto un rayo de luz verde salió del ovni posado sobre la pista de las avionetas y alcanzó al campesino en el lado izquierdo del pecho. El hombre cayó fulminado al suelo. María corrió en su ayuda y recogió el arma del suelo para defenderse, pero, para entonces, los tres humanoides ya habían entrado en el ovni. Al rato se elevó verticalmente y desapareció velozmente emitiendo un ruido semejante a un enjambre de abejas.
Tres días después llegó el dueño de la hacienda, que contó lo siguiente:
“Al descender de mi avión particular, la esposa de Inácio me esperaba y me dijo que su marido estaba muy mal y que guardaba cama. Téngase en cuenta que era un hombre que no había estado jamás enfermo, notable por su robustez”.
En función del empeoramiento de la salud de Inácio, se lo llevaron a un hospital de la capital del Estado, Goiânia. Allí los médicos comprobaron la existencia de una quemadura circular de 15 centímetros de diámetro en la parte izquierda del tronco. A los cuatro días de hospitalización Inácio fue dado de alta y volvió a su casa.
El dueño de la hacienda sorprendido por el hecho de que no hubiera estado más tiempo a causa del delicado estado de salud de su trabajador, se citó con el médico. Este le contó que el caso no tenía solución, es decir, que Inácio de Souza tenía los días contados. Los exámenes revelaron leucemia (cáncer en la sangre) y que no tendría más de dos meses de vida.
Poco a poco el cuerpo de Inácio se fue cubriendo de manchas blanco-amarillentas del tamaño de una uña y sentía horribles dolores. Paulatinamente adelgazó hasta terminar en piel y huesos. Aparentemente el campesino presentaba los síntomas clásicos de la leucemia de origen radiactivo. Inácio de Souza murió 59 días después del fatídico incidente, cuando un rayo verde le fue disparado desde un ovni en Goiás.
Fuente: “Las luces de la muerte”; Pablo Villarrubia Mauso
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